martes, 7 de mayo de 2013

Relato Erótico No:4 “La Noche”


Era un miércoles triste, frío y solo; me encontraba tirada en el sillón viendo televisión con el computador en las piernas, de repente me empezó a hablar un hombre que conocía poco pero deseaba demasiado. La conversación cambió de sentido y en un arrebato le dije:
—”Ven a mi apartamento, estoy sola”.
Él sin dudarlo un segundo me pidió la dirección y me dijo que lo esperara en blusita y cachetero. Yo me levanté, me duché y mientras tanto pensaba si le daría gusto con lo que quería, me empecé a arreglar tal cual como me dijo y me volví a tirar en el sillón a esperar, mientras lo hacía pensaba en si estaba haciendo lo correcto y sentía una extraña sensación en el estómago, sin embargo ya no era momento de arrepentirme pues ya estaba sonando el teléfono, temblando respondí:
— ¿Si?
— El señor Julián se encuentra aquí
— Sí, que siga. 
Abrí la puerta, tomé aire y veía como el ascensor se acercaba al piso en  el que yo me encontraba, estaba muy asustada. Se abrió el ascensor, me acerqué a la puerta y le di un besito y me separé, él entró muy rápido, cerró la puerta y me puso contra la pared, me empezó a besar apasionadamente mientras sus manos estaban en mis nalgas, me besaba tan rico mientras me tocaba toda, sentía sus manos por debajo de mis cacheteros apretándome la cola, acercándome a él, sus dientes en mi cuello; me quitó la blusa y masajeaba mis senos con tanta delicadeza, me besó de nuevo, bajó por mi cuello, por mi hombro y llegó a mi pecho, le pasó la punta de su lengua a mi pezón, empezó a succionar, a morder, a tocar bruscamente; le quité su camisa el siguió bajando hasta llegar a mi entrepierna, se arrodilló, me abrió un poco y me pasó la lengua, levanté una pierna y la puse encima de su hombro, él empezó a chupar delicioso, sentía como entraba su lengua y con sus manos me abría para entrar más, sentía como introducía su dedo y lo movía tan rico haciéndome mojar; bajó mi pierna, me giró  y pasó su lengua desde mi vagina hasta mi ano, me mordió las nalgas, me dio unas nalgadas y empezó a subir con su lengua por mi espalda, mientras me mordía la oreja se abrió el pantalón, se sacó su miembro y me lo metió hasta el fondo, sentía su respiración muy fuerte, entraba y salía muy rápido mientras sus manos apretaban mis senos muy fuerte; lo sacó, giré, me levantó la pierna y lo empezó a meter muy suave sin parar de mirarme a los ojos, aceleraba el ritmo acercándose a mis labios para moderlos; bajé la pierna, lo puse contra la pared y empecé a besarlo deseosa, le tocaba su pecho, bajé mis labios por su cuello, su pecho, hasta finalmente llegar a su miembro; empecé a chupar su cabeza, pasaba mi lengua, me lo iba metiendo poco a poco hasta que lo sintiera en mi garganta, lo sacaba y lo volvía a meter, él lo cogió y me empezó a dar golpesitos con su pene en mi lengua, en mi cara; me cogió del pelo, lo metió todo y se quedó ahí hasta que yo no podía respirar más, empezó a moverse como penetrándome la boca, yo mientras tanto tenía una mano en su cola haciendo presión hacia mí y la otra en sus testículos manoseándolos; lo saqué, empecé a tocar su miembro mientras me divertía con sus bolas,  me quitó y me dijo:
—”Me voy a venir en tu cara”
Empezó a tocarse mientras yo le pasaba la lengua por la puntica, empezó a gemir derramando su leche tan caliente en mi cara, en mi boca y lo chupé un poco, él me levantó, me besó, nos fuimos para la habitación, me abrió su brazo para que pusiera mi cabeza en su pecho y empezamos a hablar tonterías, acariciaba su pecho y él jugaba con mi  pelo. Nos besamos, me empezó hacer cosquillas, nos revolcamos en la cama muertos de risa hasta que él quedo encima mío y me empezó a besar largo y apasionado, sabía que quería más al igual que yo, sentía como mientras lo hacía se iba colocando dura su verga; me abrió las piernas, me escupió y empezó a rozarme su miembro muy rápido y con su otra mano me tocaba delicioso, me dijo:
—”Voltéate”
Lo hice, me levantó la cola y puso ahí su boca, me pasaba su lengua una y otra vez, me escupió en el ano, rozó su dedo, y empezó a pasarme la lengua muy suave y rico, luego acercó su pene y me empezó a rozar con el, yo estaba tan excitada que ni pensaba, sólo me dediqué a sentir y ya, hizo presión y metió su cabeza, gemí; lo sacó, escupió de nuevo, me rozó y me lo volvió a meter la cabeza, lo movió muy suave haciendo que entrara más y más, cuando entró todo empezó a acelerar el ritmo, me dolía pero era un dolor placentero, paró y me dijo:
—”Voltéate, quiero ver tu cara”
Lo hice, me volvió a penetrar, me masturbaba suave pero muy rico, no pude soportar más, me vine; él siguió penetrándome hasta venirse dentro, quería que lo sintiera completo, se encargó que esa noche la recordara por siempre. 
Empezó siendo una noche aburrida y terminó siendo muy productiva. 

miércoles, 17 de abril de 2013

La conoci en el parque (es una historia larga)

Un domingo por la mañana me desperté temprano y, tras una ducha rápida, salí a dar una vuelta. Era pronto y los domingos a esa hora no hay mucha gente por la calle, apenas dos o tres personas paseando al perro. Me dirigí a un parque cercano para disfrutar de la tranquilidad, y mientras paseaba por allí oí gritos de mujer, y me acerqué a ver qué ocurría. A unos veinte metros había dos chicos enfrente de una chica, atractiva aunque aparentemente asustada. Uno de los chicos la miraba sonriendo y el otro le estaba diciendo algo.
- Hola, hace buen día para pasear ¿verdad? – Dije.
Cuando los chicos se volvieron la chica echó a correr, con tan mala suerte que metió el pie en un agujero y se torció un tobillo, cayendo a apenas 5 metros del inicio de su carrera. El que la estaba diciendo algo se dirigió a ella y la levantó agarrándola con fuerza del brazo, y el otro se acercó hacia mi de forma amenazante.
- Será mejor que te vayas de aquí y no vuelvas, no sea que te hagas daño. – Me dijo.
- Será mejor que te acerques un poco más, te quedes quieto mientras te doy un par de puñetazos y luego te quedes tirado en el suelo calladito durante unos minutos. – Le dije, lo suficientemente bajo para que la chica y su compañero no me oyeran, acercándome a él y utilizando mis poderes para que hiciera exactamente eso.
Una vez que estuvo en el suelo, el que sujetaba a la chica vino también hacia mi, amenazándome e insultándome. Le esperé, y cuando estaba a unos dos metros le dije lo mismo que al primero, por lo que también quedó tirado en el suelo.
- ¿Estás bien? ¿Qué querían estos dos?
- Muchas gracias, muchas gracias. Vinieron pidiendome dinero, y les dije que siempre salgo a correr sin nada. No se lo creyeron y querían cachearme cuando apareciste tú. No sé lo que hubiera pasado si no llegas a pasar por aquí. Si hubieran encontrado las llaves del coche habrían sido capaces de llevárselo y no sé cómo habría vuelto a mi casa.
- Bueno, lo importante es que estés bien y no te haya pasado nada.
- Creo que no puedo andar.
- Apóyate en mi hombro, que te acompaño hasta el coche.
- Es que no creo que pueda conducir con el pie así. ¿Podría por favor ir a tu casa a ponerme hielo? Aunque sólo sean unos minutos.
- Sí claro, no hay problema. Y de paso te dejaré algo de ropa, porque con la caída te has destrozado el pantalón. – Lo tenía roto por la parte de la rodilla izquierda y en la parte alta del muslo derecho. – No has tenido mucha suerte con tu intento de huída. – Dije en tono de broma para aligerar la tensión.
- Desde luego, hubiera estado mejor quieta. No me había dado cuenta de que se me había roto el pantalón. ¿Tendrás ropa que me valga a mi?
- Seguro que mi novia tiene algo que te venga bien.
- Ah, ¿vives con tu novia?
- No, pero se queda a veces y siempre tiene algo de ropa. La voy a llamar para que no esté durmiendo cuando lleguemos y así te va preparando el hielo y la ropa.
- Me quedo más tranquila sabiendo que tienes novia. Aunque me hayas ayudado no dejas de ser un desconocido que me lleva a su casa. Por cierto, me llamo Vero.
Saqué el teléfono, llamé a Sara, que estaba recién levantada, y le conté la historia, tras lo cual ayudé a Vero a ir hacia su coche. Cuando se apoyó en mi hombro rodeé su cintura con mi brazo para ayudarla, y me di cuenta de que tenía un cuerpo delgado y atlético, seguramente de hacer bastante ejercicio. Cojeando llegamos hasta su coche, y lo conduje hasta mi casa. Aparqué en el garaje en una plaza que estaba libre para que tuviese que andar menos, y subimos hasta mi casa en el ascensor. Mirando disimuladamente al espejo pude ver que tenía un culo firme y bien puesto.
- Hola soy Sara, su novia. Ya te he preparado el hielo y he sacado algunos pantalones para que te pruebes.
- Muchas gracias Sara, encantada. Yo soy Vero.
- Pasa al salón a sentarte para ponerte el hielo en el tobillo. – Dije mientras la acompañaba al sofá. – Sara, si quieres ve a por los pantalones y se los vas enseñando.
- Espera que ponga hielo a su tobillo, y ahora vienes conmigo a la habitación, que son varios y así me ayudas.
Tras ponerle el hielo nos dirigimos a la habitación, y Sara me enseño, además de los pantalones, que había encendido el ordenador y había puesto la webcam de forma que se viera toda la habitación, por lo que si hacíamos que Vero se cambiase allí podríamos verlo todo desde el portátil en el dormitorio principal.
- Pero Sara, que ha pasado una mala experiencia, no deberíamos utilizarla para nuestros juegos sexuales.
- Precisamente por eso, así le da una alegría a su cuerpo. Por cierto, espectacular cuerpo. Debe salir a correr a menudo. Eso sí, las tetas parecen más bien pequeñas, pero las hay que aún siendo pequeñas son bonitas. – Dijo mientras metía su mano bajo mis pantalones.
- Pues ya me has metido las ganas en el cuerpo. Está bien, deja aquí los pantalones. Hagamos que se duche y luego se cambie aquí. Ya veremos lo que pasa luego. Si se va a duchar necesitará también ropa interior y una camiseta.
Sara sacó unas braguitas negras semi-transparentes y una camiseta y volvimos al salón para decirle a Vero que mejor que los viese en la habitación, que después de darse una ducha podría probárselos frente al espejo y coger los que mejor le vinieran, a lo que contestó dándonos las gracias por ser tan amables. Tras veinte minutos con el hielo en el tobillo éste había mejorado bastante, así que se fue a duchar y luego se dirigió a la habitación con una toalla rodeándole el cuerpo bronceado. Sara y yo ya estábamos en el dormitorio atentos a la pantalla del portátil.
Tras entrar en la habitación estuvo unos momento mirando los pantalones mientras se quitaba la toalla y la dejaba a un lado. Efectivamente sus tetas eran pequeñas, pero de esas que te apetece chupar y mordisquear el pezón nada más verlas. El cuerpo era delgado pero bien torneado, con unas nalgas y unos muslos firmes gracias al ejercicio físico que sin duda practicaba. Cogió las braguitas y se dirigió al espejo. Una vez frente a él se detuvo a mirarse el pubis, el cual mostraba un pequeño triángulo perfectamente definido, y el resto completamente depilado.
- Haz que se masturbe frente al espejo. – Mientras decía esto comenzó a meterme la mano de nuevo bajo el pantalón, a lo que mi pene respondió comenzando a hincharse poco a poco.
Vero miró la puerta para comprobar que estaba cerrada, y abrió sus labios mayores con los dedos de una mano a la vez que se chupaba el índice de la otra, tras lo cual se lo introdujo y comenzó a masturbarse en la habitacion del al lado. Sara ya me había bajado el pantalón y los boxer y me estaba pajeando suavemente.
- Voy a entrar a ver ese bonito cuerpo en directo.
Se apartó de mi, se dirigió a la habitación de al lado y entró de golpe.
- ¿Qué tal te sientan? Ay, perdona, no sabía que estabas…
- Lo siento, lo siento, no sé qué me ha pasado. Ahora mismo cojo mi ropa y me voy. – Dijo Vero avergonzada, poniéndose roja y tapándose sus partes íntimas como podías.
- No te preocupes, lo hacemos todas alguna vez. Y no hace falta que te tapes, si he visto muchos y muchas. Tú sigue si quieres, que yo no digo nada. – Y le guiñó un ojo de complicidad, saliendo de la habitación y cerrando la puerta.
Cuando Sara volvió de la habitación Vero ya se había puesto rápidamente las braguitas y se disponía a probarse los pantalones.
- Vamos a ver qué tal le sientan. – Dijo Sara volviendo a meter la mano bajo mis pantalones. – Yo creo que la mejor elección serían las mallas negras. Le sentarán estupendamente con el culo que tiene, y además como son bastante ajustadas seguro que también se le marcan los labios (no precisamente los de la boca).
Vero comenzó a probarse los pantalones, y efectivamente, después de probarse todos, los que más nos gustaron fueron las mallas, así que la induje a elegir esos.
- Por favor, ahora haz que se masturbe con ellos puestos. – Dijo Sara mientras se arrodillaba frente a mi y me miraba con cara de no haber roto nunca un plato, por lo que no me pude negar.
Vero comenzó a acariciarse por encima de las mallas, que efectivamente resaltaban sus nalgas y marcaban perfectamente sus labios. Sara comenzó entonces a acariciarme el glande con la lengua, mientras miraba de reojo lo que ocurría en la habitación de al lado.
Según se iba calentando, Vero comenzó a meter una mano por debajo de su pantalón, acariciándose directamente y aparentemente metiéndose uno o dos dedos en el coño, y con la otra mano se empezó a acariciar los pezones por debajo de la camiseta. Sara ya se había quitado el pantalón y mientras me hacía una mamada comenzó a tocarse ella también. Le quité la camiseta y el sujetador y comencé a acariciarle los senos, tras lo cual Sara se irguió ligeramente para poner mi polla entre ellos, haciéndome una cubana.
Estábamos los dos tan entretenidos que no nos dimos cuenta de que Vero había terminado por correrse y había salido de la habitación a buscarnos, así que cuando entró en la nuestra nos pilló desprevenidos. Yo acerté a bajar la tapa del portátil antes de que viese que la habíamos estado espiando.
- Ay, perdón, no sabía que estábais ocupados. – Dijo sonrojándose.
- Sí, es que tras entrar en la habitación y verte “probándote los pantalones” me han entrado ganas y no me he podido contener. – Dijo Sara sin dejar lo que estaba haciendo. – Si quieres te puedes unir a nosotros, prácticamente acabamos de empezar y a mi me gusta que nos acompañen otras chicas, sobretodo si son guapas como tú.
- Por mi encantado si te unes. – Dije utilizando mis poderes para retirar la vergüenza de su mente y que hiciera lo que realmente le apeteciera.
- Pues la verdad es que sí me apetecería sentir una polla dura y caliente penetrándome.
- Entonces ven aquí que quiero ver de cerca esa torneada figura, y esas mallas que parece que quieren penetrarte ellas mismas antes de que lo haga yo.
Vero se acercó y, besándome, comenzó a acariciar mis testículos suavemente mientras los pechos de Sara seguían rodeando y estimulándome la polla. Yo introduje mis manos bajo su camiseta, acariciando aquellas pequeñas pero preciosas tetas, para luego rodear su cuerpo y bajar por sus espalda, introduciendo mis manos bajo las mallas para apretar con firmeza sus nalgas. Sara comenzó a chupármela de nuevo, y empezó a acariciarle los muslos a Vero, que levantó una pierna para rodearme con ella, dejándole así acceso libre a su marcado coño.
Volví a Vero y la indiqué que se inclinase poniendo las manos sobre la mesa, de forma que su culo quedase en pompa para penetrarla desde atrás. Una vez que lo hizo Sara se sentó en la mesa enfrente de ella con las piernas abiertas y comenzó a estimularse el clítoris mirándola fijamente.
Le bajé las mallas lentamente para descubrir aquel precioso culo apenas tapado por las braguitas semitransparentes, así como unos muslos y unas pantorrillas perfectamente definidos. Una vez que se la había quitado abrió sus piernas y levantó el culo para facilitarme la penetración.
- Vamos, no aguanto más, métemela entera que estoy empapada y no aguanto más. – Dijo volviendo la cabeza para mirarme a la cara y apartando las braguitas a un lado para mostrarme su coño.
Comencé a pasar la punta de mi polla por entre sus labios completamente empapados, sin llegar a penetrarla.
- Si quieres que te folle, tendrás que pagarle el peaje a mi novia. No hay nada que me ponga más cachondo que follarme a una chica que le está comiendo el coño a otra.
Vero me miró primero a mi y después a Sara con una cara que expresaba sus dudas, pero finalmente se decidió y dirigió su boca hacia el húmedo coño de Sara, que abrió aún más sus piernas si cabe para recibir su suave y caliente lengua. Sara agarró su cabeza para controlar la presión y yo la penetré de una vez sin problemas, gracias a los abundantes fluidos que bañaban su anhelante coño, provocándole un gemido de placer. Vero cogió una de mis manos y la llevó de su cadera a uno de sus pechos por debajo de su camiseta.
- Me encanta que me tocan las tetas mientras me follan. – Dijo separando la cara del coño y volviéndose, para enseguida volver a darle placer a Sara.
Sara también cogió una mano de Vero y la dirigió a sus senos, a la vez que introdujo la otra bajo la camiseta de ella.
- A mi también me gusta que me las toquen, sobretodo cuando una chica tan guapa como tú está a punto de hacer que me corra.
Efectivamente, los gemidos de Sara indicaban que estaba a punto de correrse, y de hecho al poco de terminar la frase comenzaron a llegarle los espasmos propios del orgasmo, momento en el que apretó con fuerza la cara de Vero contra su coño. Tras el orgasmo se levantó y se puso detrás de mi, acariciándome el torso mientras seguía follándome a Vero.
- Vero, ¿has practicado el sexo anal alguna vez?
- No… bueno sí… casi. Digamos que lo he intentado un par de veces, pero nunca me ha resultado placentero.
- Vaya, una pena, me hubiera gustado ver ese culo penetrado. ¿Te gustaría ver cómo me encula a mi?
Sin esperar una repuesta se colocó al lado, de espaldas a nosotros y, chupándose el dedo, comenzó a introducírselo por el culo. A vero debió de gustarle la imagen, porque enseguida comenzó a gemir más intensamente. Llevó sus manos a las nalgas de Sara para abrirlas y facilitarle la tarea, y su coño comenzó a apretar mi polla intermitentemente, como resultado del orgasmo.
Yo me estaba acercándo peligrosamente al mismo, en parte gracias a la vista del culo de Sara siendo dilatado por ella misma, y en parte por los espasmos del coño de Vero, pero no quería correrme antes de haber disfrutado del aquel conocido culo, así que disminuí el ritmo de mi penetración.
Cuando Sara ya tenía dos dedos en el interior de su culo, decidí que era el momento de encularla, y con los propios fluidos de Vero como lubricante dirigí mi polla al culo de Sara. Vero apartó suavemente la mano de Sara para retirar sus dedos, cogió mi polla y la condujo a la entrada de aquel dilatado ano, comenzando a presionar para que entrase en él. Comencé a encular a Sara con las manos de Vero abriendo sus nalgas y enseguida me empezó a llegar el turno de correrme.
- Poneos las dos de rodillas que quiero correrme sobre vuestras caras.
Ambas se arrodillaron frente a mi mirándome a los ojos con anhelo. Comenzaron a salir chorros de semen de mi polla, que chocaron contra sus caras llenándolas de ese espeso líquido. Una vez que terminé, ambas comenzaron a chuparmela, una por cada lado, limpiándola a la vez que sus lenguas se entrecruzaban.
- Ha sido el mejor polvo de mi vida, creo que voy a tener que torcerme el tobillo más a menudo.

Mis clases calientes. (Relato Erótico de Una chica)


Era un caluroso día de verano, y para paliar el insoportable calor estaba desnuda junto al ventilador.
Esperaba que viniera mi profesor particular de matemáticas, ya que las había suspendido y tenía que recuperar.
Se trataba de un compañero de clase que estaba más aplicado que yo, Javier. Durante todo el curso me había tenido caliente con su cuerpo atletico y sus pintas de universitario intelectual.
Llamó a la puerta y nerviosa busque rapidamente algo para tapar mi cuerpo, y cogí precisamente un vestido pseudotransparente olvidando ponerme la ropa interior.
Abrí e inmediatamente el miró mis pechos, lascibamente ya que los pezones se sugerian debajo de aquel vestido que poco dejaba a la imaginación.
Aún asi dimos la clase, y durante aquel rato no dejaba de mirarme. Poco tardo en advertir que no llevaba tampoco braguitas ya que cogió su mano y fue acariciando mi pierna hasta llegar a mi clitoris y me dijo con una sonrisilla traviesa- si me deseabas tanto para recibirme así haberlo dicho antes, llevo esperando esto todo el año- y me tumbo sobre la mesa, encima de los apuntes y los libros.
Empezo a besarme por todo el cuerpo mientras me masturbaba, y siguió hasta que me corrí.
Luego me levanto y me quitó el vestido dejandome completamente desnuda, y empezó a tocarme los pechos, a acariciarlos, a morderme los pezones… yo no podía mas. Tenía que probar su pene, ese que había estado deseando desde hacia un año.
Me bajó de la mesa y se sento en el sofa. Le bajé los pantalones y comencé a comersela. Era enorme y apenas me cabia media dentro de la boca.
Luego aprete su miembro contra mis pechos y jugué hasta que cogió él, muy caliente, y me puso a cuatro patas para follarme.
Lo hacia con fuerza y mientras me acariciaba y azotaba el culito. Ya para finalizar me puso sobre él y cabalgué sobre su polla hasta que se corrió.
La verdad  es que nunca pensé que tener una asignatura pendiente pudiera poner tan interesante un verano. Repetimos la experiencia después de cada clase.


viernes, 8 de marzo de 2013

Cosas

A ella le gusta que le des pequeños besos por todo su cuerpo, especialmente en partes que jamás ha sido besada.


miércoles, 6 de marzo de 2013

Consejos básicos para hacer un trío

















Consejos básicos para hacer un trío

Lo primero que hay tener claro para hacer un trío es saber si realmente estamos dispuestas a hacerlos, si de verdad nos vamos a sacar todos los prejuicios para disfrutar y lo más importante, si estamos dispuestas a compartir a nuestra pareja. Por eso cuando se hacen entre personas que no están comprometidas entre sí resultan mejor.
El día que decimos “sí, lo hacemos”, comienzan los celos, las dudas, quién, cómo, dónde… ¿Él con dos mujeres o tú con dos hombres? ¿Resistirá que las dos se acaricien mientras él solo mira? ¿Aguantas que la otra sea penetrada o quieres ser tú la que lo desea en solitario? Esto es como cuando Ross y Carol, su esposa de ese momento, hicieron un trío porque no tenían sexo hace meses, el problema es que después de eso Carol le dijo que era lesbiana, Ross por supuesto que no aprovechó del trío.
Y con eso llegamos a otro punto: ¿a quién le pedimos que sea el tercero? ¿A un amigo o a alguien totalmente desconocido para que la cosa no sea incómoda después? Carol eligió a su amiga del gimnasio Susan porque le gustaba, algo que Ross desconocía. ¿A quién elegirían ustedes? Para que el tema no se convierta en una tortura después, les damos algunos consejos:
Piénsalo muy bien antes de decir sí, háganlo porque los dos quieren, dejen claros cuáles son los “no” (los límites que le pondrán, que nos respeten) y pensarlos en frío porque cuando estamos calientes las cosas cambian y después nos arrepentimos, dejar clara la fantasía de cada uno (mientras más claro más de disfruta), el tercero elegido les tiene que gustar a los dos, las estrellas son ustedes dos no el tercero, al primer signo de incomodidad cortar, que tu pareja te respete y contenga, háganlo despacio, disfruten de la fantasía y no hagan todo lo que pensaron de inmediato.
¿Se animan a hacerlo? ¿Lo han hecho alguna vez? Cuéntennos sus experiencias.


















Tu Primera Vez .. Hazla mas placentera y excitante

aún no te has iniciado en el terreno sexual, hazlo con éxito. Descubre las mejores posturas para debutar con buen pie en el sexo...

¿Quién no recuerda su primera vez? Estrenarse en el placentero mundo del sexo no es tarea sencilla. El miedo, el nerviosismo, la vergüenza, la inseguridad y la falta de confianza se convierten en los enemigos número uno del orgasmo. Pero tranquila, porque disfrutar la primera vez no es misión imposible, así que deja de tener falsos pensamientos entorno a ello: por mucho que tus amigas cuenten que perder la virginidad es un desastre, no siempre es así.¿Por qué no vas a poder disfrutar de la forma más placentera de tu primer encuentro sexual?

Si estás pensando en dar el primer paso, si te mueres de ganas de experimentar eso que todos llaman orgasmo, atenta a las posturas sexuales más recomendadas para estrenarse… ¡con éxito! Porque una buena postura, sencilla de ejecutar y que consiga estimular tus zonas sexuales, es un ingrediente importante para que te lo pases en grande y no tengas un debut amargo. mira y aprende 











viernes, 1 de marzo de 2013

En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: La Imaginación.













jueves, 28 de febrero de 2013

Conoce diez razones por las cuales el sexo es necesario


1. Cero depresiones

A más sexo menos riesgo de sufrir algún tipo de depresión. Tener sexo te hace sentir deseada, aumenta tu autoestima y por supuesto aleja las tristezas.


2. ¡Revitaliza!

Se comprobó que el sexo modifica la química del organismo y tiene como principal beneficiario el sistema inmunológico. A partir de la descarga hormonal se aumenta la producción de células que combaten virus y bacterias, además, fortalece la detección y proliferación de células cancerígenas.


3. ¡Adelgaza!

En promedio una relación sexual de moderada intensidad y tiempo puede quemar hasta 150 calorías. Si no eres deportista y odias el gimnasio, ahórrate esos 20 minutos de fastidioso ejercicio.


4. Vives más y mejor

Se dice que la clave para vivir más y mejor es tener una alimentación equilibrada, actividad física y control del estrés, pero además, hoy en día la medicina agrega a estos factores el sexo. Previene el infarto, combate la tristeza, evita la celulitis, mejora el sistema defensivo del cuerpo y además te ayuda a rejuvenecer.


5. Estimula el deseo

Al recibir las caricias propias del acto sexual se incentivan los sentimientos de afecto y la necesidad de proteger a otras personas. Las caricias, los susurros y el goce sexual son un elemento básico para despertar las sensaciones corporales y las ganas de vivir al extremo.


6. Músculos firmes

Luego de una intensa actividad sexual, tus piernas tiritan y al otro día sientes como si hubieras subido un cerro. Eso se debe a que durante la actividad sexual, sin que lo notemos, ponemos en funcionamiento la gran mayoría de los músculos de nuestro cuerpo.


7. Menos estrés

Las hormonas que se liberan durante el acto sexual son capaces de relajar todo lo que este contraído, desconectarte del mundo, olvidar las presiones del trabajo y escapar un momento de la realidad.


8. Brillo e hidratación

Las hormonas sexuales ayudan al organismo a segregar más agua y aceite, lo que ayuda a hidratar y proteger la piel. Además, obtendrás un cabello mucho más luminoso.


9. Abre paso a la creatividad

Mientras más y mejores posiciones logres, más actividad le vas a estar proporcionando a tu imaginación y al placer. Si mantienes una rutina habitual de sexo, vas a ver como tu vida se hará más divertida sin mayor esfuerzo.


10. Más memoria

Aunque no lo creas el buen sexo puede aumentar significativamente la memoria de una persona. Al momento de tener un orgasmo se produce una leve pérdida de la conciencia de unos 20 a 104 segundos, tiempo valioso que el cerebro utiliza para descansar y recargar su memoria


"El sexo es una de las mejores cosas que se pueden hacer en esta vida y quizás sea esta la mejor"