martes, 7 de mayo de 2013

Relato Erótico No:4 “La Noche”


Era un miércoles triste, frío y solo; me encontraba tirada en el sillón viendo televisión con el computador en las piernas, de repente me empezó a hablar un hombre que conocía poco pero deseaba demasiado. La conversación cambió de sentido y en un arrebato le dije:
—”Ven a mi apartamento, estoy sola”.
Él sin dudarlo un segundo me pidió la dirección y me dijo que lo esperara en blusita y cachetero. Yo me levanté, me duché y mientras tanto pensaba si le daría gusto con lo que quería, me empecé a arreglar tal cual como me dijo y me volví a tirar en el sillón a esperar, mientras lo hacía pensaba en si estaba haciendo lo correcto y sentía una extraña sensación en el estómago, sin embargo ya no era momento de arrepentirme pues ya estaba sonando el teléfono, temblando respondí:
— ¿Si?
— El señor Julián se encuentra aquí
— Sí, que siga. 
Abrí la puerta, tomé aire y veía como el ascensor se acercaba al piso en  el que yo me encontraba, estaba muy asustada. Se abrió el ascensor, me acerqué a la puerta y le di un besito y me separé, él entró muy rápido, cerró la puerta y me puso contra la pared, me empezó a besar apasionadamente mientras sus manos estaban en mis nalgas, me besaba tan rico mientras me tocaba toda, sentía sus manos por debajo de mis cacheteros apretándome la cola, acercándome a él, sus dientes en mi cuello; me quitó la blusa y masajeaba mis senos con tanta delicadeza, me besó de nuevo, bajó por mi cuello, por mi hombro y llegó a mi pecho, le pasó la punta de su lengua a mi pezón, empezó a succionar, a morder, a tocar bruscamente; le quité su camisa el siguió bajando hasta llegar a mi entrepierna, se arrodilló, me abrió un poco y me pasó la lengua, levanté una pierna y la puse encima de su hombro, él empezó a chupar delicioso, sentía como entraba su lengua y con sus manos me abría para entrar más, sentía como introducía su dedo y lo movía tan rico haciéndome mojar; bajó mi pierna, me giró  y pasó su lengua desde mi vagina hasta mi ano, me mordió las nalgas, me dio unas nalgadas y empezó a subir con su lengua por mi espalda, mientras me mordía la oreja se abrió el pantalón, se sacó su miembro y me lo metió hasta el fondo, sentía su respiración muy fuerte, entraba y salía muy rápido mientras sus manos apretaban mis senos muy fuerte; lo sacó, giré, me levantó la pierna y lo empezó a meter muy suave sin parar de mirarme a los ojos, aceleraba el ritmo acercándose a mis labios para moderlos; bajé la pierna, lo puse contra la pared y empecé a besarlo deseosa, le tocaba su pecho, bajé mis labios por su cuello, su pecho, hasta finalmente llegar a su miembro; empecé a chupar su cabeza, pasaba mi lengua, me lo iba metiendo poco a poco hasta que lo sintiera en mi garganta, lo sacaba y lo volvía a meter, él lo cogió y me empezó a dar golpesitos con su pene en mi lengua, en mi cara; me cogió del pelo, lo metió todo y se quedó ahí hasta que yo no podía respirar más, empezó a moverse como penetrándome la boca, yo mientras tanto tenía una mano en su cola haciendo presión hacia mí y la otra en sus testículos manoseándolos; lo saqué, empecé a tocar su miembro mientras me divertía con sus bolas,  me quitó y me dijo:
—”Me voy a venir en tu cara”
Empezó a tocarse mientras yo le pasaba la lengua por la puntica, empezó a gemir derramando su leche tan caliente en mi cara, en mi boca y lo chupé un poco, él me levantó, me besó, nos fuimos para la habitación, me abrió su brazo para que pusiera mi cabeza en su pecho y empezamos a hablar tonterías, acariciaba su pecho y él jugaba con mi  pelo. Nos besamos, me empezó hacer cosquillas, nos revolcamos en la cama muertos de risa hasta que él quedo encima mío y me empezó a besar largo y apasionado, sabía que quería más al igual que yo, sentía como mientras lo hacía se iba colocando dura su verga; me abrió las piernas, me escupió y empezó a rozarme su miembro muy rápido y con su otra mano me tocaba delicioso, me dijo:
—”Voltéate”
Lo hice, me levantó la cola y puso ahí su boca, me pasaba su lengua una y otra vez, me escupió en el ano, rozó su dedo, y empezó a pasarme la lengua muy suave y rico, luego acercó su pene y me empezó a rozar con el, yo estaba tan excitada que ni pensaba, sólo me dediqué a sentir y ya, hizo presión y metió su cabeza, gemí; lo sacó, escupió de nuevo, me rozó y me lo volvió a meter la cabeza, lo movió muy suave haciendo que entrara más y más, cuando entró todo empezó a acelerar el ritmo, me dolía pero era un dolor placentero, paró y me dijo:
—”Voltéate, quiero ver tu cara”
Lo hice, me volvió a penetrar, me masturbaba suave pero muy rico, no pude soportar más, me vine; él siguió penetrándome hasta venirse dentro, quería que lo sintiera completo, se encargó que esa noche la recordara por siempre. 
Empezó siendo una noche aburrida y terminó siendo muy productiva.